Es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Es la conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. La identidad de una comunidad se manifiesta en su historia, sus tradiciones, sus expresiones artísticas, su arquitectura. Mientras hay pueblos que están orgullosos de su idiosincrasia y se preocupan por conservar su patrimonio cultural y explotarlo turísticamente, hay otros que tienden con frecuencia a eliminar los vestigios del pasado, como sucede con Tucumán.
Hace pocos días, un arquitecta y un arqueólogo, funcionarios además de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat de Cataluña, dictaron un curso, organizado por Ente Cultural de Tucumán y la Dirección General de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores.
La especialista catalana afirmó que el resguardo del valioso legado se logra con educación, legislación, involucramiento del Estado y de los ciudadanos, política fiscal y decisiones administrativas. Señaló que por ley, el presupuesto de obras públicas de Cataluña debe destinar el 1% al patrimonio cultural. Agregó que existe un régimen de sanciones estricto para los que incumplan la norma y se incentiva a la población a proteger las propiedades con valor con exención impositiva, con apoyo, subvenciones y asesoramiento técnico. "En España muchos edificios patrimoniales son privados; entonces se generan estrategias para que sus propietarios estén dispuestos a cuidar y mantener ese bien que es suyo, pero también es de todos. Hoy muchos están orgullosos de poseer un edificio patrimonial y ellos mismos gestionan la declaratoria", afirmó la arquitecta y acotó que se estimula la inversión privada a través de los mismos propietarios y de bancos o fundaciones. En su opinión, la conciencia por proteger el patrimonio nace en la niñez con la educación.
El año pasado hubo dos episodios que reflejaron ese extraño afecto provincial por la piqueta: el 23 de julio de 2010, las chimeneas del ex ingenio Lules fueron demolidas porque estaban deterioradas, y junto a ellas desaparecieron 131 años de historia. Nada se hizo para preservar ese símbolo de "La Bomba i'Lules", de manera que el deterioro avanzó implacablemente y desembocó en este triste final.
En diciembre pasado, se desprendió un pedazo de mampostería del ex Plaza Hotel, ubicado en la calle San Martín 435. Afortunadamente, nadie circulaba en ese momento por la vereda. El inmueble, que fue construido en 1920 y es en la actualidad una propiedad privada, forma parte del listado de los edificios que tienen interés municipal. En breve, se cumplirá un año del percance y aún continúan los andamios sobre la vereda. En San Miguel de Tucumán son incontables las excepciones al Código de Planeamiento Urbano para voltear propiedades y construir edificios o supermercados, o convertirlas en playas de estacionamiento.
Como señalamos en otra oportunidad, los edificios antiguos y valiosos son como los ancianos, necesitan un cuidado permanente porque el paso de los años los vuelve cada vez más frágiles. Si no se diseña una política de Estado en esta materia y se aplican las leyes con rigor como sucede, por ejemplo, en Mendoza o Salta, seguirá la destrucción del patrimonio que equivale a hacer desaparecer a los abuelos y bisabuelos que aún nos quedan.